TALES DE MILETO: VIDA Y FIGURA



Hablar de Tales de Mileto es introducirnos en todos los debates que rondan la génesis de la Filosofía en general, y de la filosofía griega en particular. Cualquier cosa que se diga sobre Tales, y en general sobre todos los presocráticos, debe tomarse con pinzas por la cantidad de matices, dudas, incertidumbres y misterios que ellos representan. Su figura se asocia a cuestiones como: 1. “Primer filósofo”, 2. El primero de los famosos (7) Sabios Griegos, 3. Un “filósofo presocrático”, 4. Los primeros filósofos naturales (que se preguntaban por el arché u origen de todo lo real), etc. Sobre estos puntos se desarrolla esta primera clase y respaldo en este blog.

Con Tales se inaugura una tradición de investigación y reflexión más secular (sin que esto represente una ruptura total e inmediata con el aspecto mítico). Por un gran sector de la tradición se ha reconocido a Tales como el “primer filósofo”. Lo anterior es problemático, no tanto por  decirle “filósofo” sino por la etiqueta de ser el “primero”. En la academia y en la historia de la filosofía encontramos cierta manía por las listas nominadas y jerarquizadas que buscan establecer el “principio y fin” de determinadas corrientes y etapas usando nombres propios y fechas concretas. Este ejercicio suele ser incierto, sesgado y hace que se pierdan matices y contextos de los autores, corrientes, conceptos y problemas filosóficos. 

De la vida de Tales sabemos poco (ciertamente menos de lo que desearíamos) y como es costumbre con el paso del tiempo encontramos diversas fuentes y testimonios que nos presentan algunos problemas de validez. Tales nació en Mileto, una polis o ciudad griega ubicada en el occidente de la península de Anatolia, en lo que actualmente es Turquía.


Para establecer el momento de su nacimiento se suele usar el famoso eclipse que predijo Tales para el año 585 a.C.  Así, para diversos autores, él debió haber nacido hacia el último tercio del siglo VII (624 a.C. aproximadamente), maduró en la primera parte del siglo VI y habría morir a mediados de éste siglo (se suele poner fecha cercana al 546-545 con la caída de Sardes (antigua ciudad de Asia menor, capital del reino de Lidia, que fuera conquistada por Persia en el año 546).

Contamos con ciertas anécdotas sin el mayor rigor histórico que muchos quisiéramos, pero con cierto valor, incluso filosófico, pues exponen aspectos de su figura, pensamiento y su sabiduría. Dentro de estas anécdotas encontramos: 

  • La famosa predicción del Eclipse: que habría de darse para el año 585/4 a.C. Dicen algunos que esta famosa que pudo haber sido dada por el uso del registro babilonio de los eclipses anteriores. En todo caso ello elevó mucho su fama y además llevó a la atribución anacrónica de otros logros en astronomía. 
  • Medir la altura de una pirámide: Y es que en geometría también se dice que tuvo cierto desarrollo su pensamiento. Acá, de igual modo, la influencia externa tiene mucho que ver: ejemplo la cultura de Egipto y Babilonia. Se dice que usaba ya la sombra que proyectaba una pirámide para lograr medir su altura y demás propiedades que se pueden proyectar al análisis de los triángulos. 

  • Sobre sus viajes a Egipto estos constan (están referidos) en la República (600 a), en Plutarco De Isis y Osiris 364d: quien atribuye que fueron los egipcios de quienes aprendió que el agua es el principio de todas las cosas. 

  • También tuvo participación política en la creación del Consejo de Teos, o en otros escenarios.

  • Una anécdota curiosa, y que nos permite ver algunas implicaciones del término ‘sabio’ es la famosa caída a un pozo: referida de manera burlesca en Teeteto174 a. No nos interesa tanto por lo cierto, sino por cierta postura frente al sabio, o al filósofo. Por ejemplo, Aristófanes caricaturiza así mismo a Sócrates (nubes 171-3). 

  • Finalmente veamos la historia de cómo Tales se hace rico usando el pensamiento y sabiduría: Es famosa la historia sobre las aceitunas y cómo se habría hecho rico con las mismas. Sobre eso se refiere Aristóteles en la Política y Platón en el Teeteto. Citando a Aristóteles: 

“Como se le reprochaba por su pobreza lo inútil que era su amor a la sabiduría, cuentan que previendo, gracias a sus conocimientos de astronomía, que habría una buena cosecha de aceitunas cuando todavía era invierno, entregó fianzas con el poco dinero que tenía para arrendar todos los molinos de aceite de Mileto y de Quíos, alquilándolos por muy poco porque no tenía ningún competidor. Cuando llegó el momento oportuno, muchos los buscaban a la vez y apresuradamente, y él se los realquiló en las condiciones que quiso, y, habiendo reunido mucho dinero, demostró que es fácil para los filósofos enriquecerse, si quieren, pero que no es eso por lo que se afanan” (Política, 1259 a9). 

LOS 7 SABIOS: TALES A LA CABEZA 

Cuando hablamos de los Siete sabios de Grecia nos referíamos a un conjunto de personajes de la antigua Grecia, relacionados todos con la filosofía, la ciencia, la política y el pensamiento en general. Todos estos famosos pensadores surgen como un producto de un tiempo cargado de crisis económica, política, y de valores: una realidad política novedosa (póleis), una nueva visión del kosmos, entre otros factores. Tenemos noticia de este mote principalmente por las tradiciones –China, Hindú, etc; o por figuras como Homero, Píndaro, Platón (en el Protágoras y en otros diálogos) y por Diógenes Laercio (famoso historiador del Siglo III d.C.).

Respecto de “cuántos eran” no podemos afirmar que exista una lista única, es más, en diferentes fuentes y autores no son siete los Sabios, sino que en algunos casos llegan a ser diecisiete los nombres que conforman dicho catálogo. Se suele afirmar que eran 7 los sabios (con cuatro nombres que siempre se repiten y dos que han contado con una mayor relevancia a la hora de estudiarlos – Tales y Solón de Atenas).

Para Carlos García Gual, este mosaico italiano del siglo I. corresponde a los siete sabios, pese a ser conocido como “la escuela de Platón”, ver: Los siete sabios de Grecia | Carlos García Gual

Estos Sabios compartieron, por así decirlo, un tiempo y un espacio concreto, incluso si todos venían de polis distintas: Tales era de Mileto, Bias de Priene, Pítaco de Mitilene, Cleobulo de Lindos (…); Solón era de Atenas, Quilón de Esparta y Periandro de Corinto. Esta es una de las listas más aceptadas de “los siete”, -se puede remitir al cuadro para ver cómo se han hecho diversas listas para otras narrativas y estudios-. 

Sin embargo, ya el mismo Diógenes Laercio señala que son cuatro los nombres que siempre están en las listas: Tales, Solón, Bías y Pítaco. Ahora bien, tenemos las listas de quiénes eran los Sabios, de dónde provenían, y algunos matices sobre la época; sigue entonces plantear ¿Qué se entiende por “Sabio”? (Como veremos, éste concepto va más allá del uso común de la palabra y de lista acá manejada). Sobre qué se entiende por sabio, y siguiendo la bibliografía referida, debemos matizar qué: 

  1. Contrastan con la figura clásica del “héroe”: no eran “grandes guerreros, sino constructores de un orden social, gente de paz y de diálogo, de ciudad y de justicia” (Gual, p. 14). Representan entonces la posibilidad del triunfo a través de medios alternativos como la habilidad o la inteligencia práctica, las cuales abren un nuevo espacio político, de la razón, debate, argumentación, choque de intereses y convencimiento mediante la palabra. La Polis es su escenario y la sabiduría adquiere valor en la praxis cívica.

  2. El sentido del término sophia y sophos: debe precisarse, y para ello podemos referenciar al mismo Aristóteles en los fragmentos Acerca de la Filosofía y a comentarios posteriores como los de Juan Filópono. Existen 5 etapas o acepciones según se tratara de lo útil, lo bello, los asuntos cívico/políticos, la naturaleza y las cosas divinas o supramundanas. 

  3. Aristóteles en otras obras más completas nos señala una diferencia entre Sabiduría (sophía) y Prudencia (phónesis), la sabiduría entonces está más ligada a otro concepto, quizá aún más problemático, el concepto “verdad” (Aletheia).

  4. Es en virtud de esta concepción y relación entre sabiduría y verdad que encontramos en la figura del poeta un precedente de la figura del Sabio. Marcel Detienne, en su obra ‘Los maestros de la verdad en la Grecia Arcaica’ nos presenta un análisis de las variaciones del concepto de verdad en el pensamiento helénico (de Homero a Platón) y de la evolución de las figuras o roles relacionados con éste (el anciano del mar, el sacerdote, el poeta, el sabio, etc.).

  5. El concepto de Sabio habría de mutar, como todos, en el de “amor a la sabiduría” [acá es acertado recordar la diferencia entre eros, philo, y ágape, ideas sobre el amor diferenciadas a la tradicionalmente traducida]. Esta idea de “amor a la sabiduría” es un concepto que refiere a una mayor modestia en relación con la verdad y la sabiduría misma. Diógenes Laercio (y otras fuentes) señala que fue Pitágoras (+/- 572 a.C.) el primero en rechazar el mote de Sabio y optar más por el de “Filósofo” [vidas y opiniones de los filósofos más ilustres, I, 12]. También Sócrates (+/- 470 a.C.), en la Apología (23, a) rechaza el título de sabio respecto de sí mismo, y en su lugar opta por el nombre de filósofo (Fedro, 278, d).

Dicho todo lo anterior, no es importante decir quién fue entonces el primer filósofo (hay otras posturas, como la que pone a Platón como el primero al contar con su obra escrita), lo que importa, creo yo, es el móvil del rechazo a la denominación de Sabio (que es sólo algo de dioses, la naturaleza humana es más limitada, que la sabiduría en todo momento excede, etc.).

TALES – UN “PRESOCRÁTICO”.

Hemos dicho entonces que la figura de Tales nos refiere, entre otros muchos problemas, a las nociones problemáticas de “el primer filósofo”, el “Sabio”/ “los Siete Sabios de Grecia” y al conjunto de los filósofos presocráticos. Ya abordamos los tres primeros elementos de manera somera. Antes de ver como tal la vida y pensamiento de Tales vamos a aclarar un poco el término “presocrático”. Señala una primera aproximación lo siguiente: 

“La tradición ha consagrado el término “filósofos presocráticos” para referirse a un grupo de pensadores griegos, encuadrados entre las postrimerías del siglo VII hasta bien entrado el V a.C. Su condición de “filósofos” los separaría de los poetas o de los autores que podríamos llamar “pura literatura”, en la idea de que organizaron unas formas de pensamiento ya no míticas, sino racionales, para dar cuenta del origen y configuración del mundo. En cuanto a su calificación como “presocráticos”, pondría de relieve la idea de que Sócrates habría desplazado el centro de interés de la filosofía desde el mundo hacia el hombre” (Bernabé, p.  11).

Así pues, por presocráticos entendemos a ese conjunto de pensadores y sobre todo de condiciones de pensamiento que se gestaron en Grecia. Dentro de esos pensadores encontramos diversas escuelas y pensamientos (“los sabios”, “atomistas”, “pluralistas”, y un largo etc.). Ahora, el mismo nombre nos indica que estos pensadores son aquellos que surgieron antes de la figura de Sócrates, pero no sólo reduciéndose a un momento o fecha histórica, sino a la ruptura de intereses que en el espíritu de la época se encontraba. De la physis el enfoque pasará a las cuestiones humanas. Podríamos A Cornford así:  

“En efecto, no sólo era éste (Sócrates), sino la filosofía misma la que se había vuelto del mundo exterior al mundo interior. Hasta entonces los ojos de la filosofía habían contemplado lo externo para encontrar una explicación razonable del cambiante espectáculo de la Naturaleza en torno. Su mirada se dirige ahora a otro campo – al orden y los propósitos de la vida humana- y al centro de éste, a saber, la naturaleza del alma humana” (Cornford, p. 14). 

EL ARCHÉ: EL AGUA

El detonante de la reflexión filosófica suele ser la pregunta por el origen o el final de algo (o de todo). Tales, al igual que los llamados primeros filósofos de la naturaleza, se preguntaba por el origen del universo y cómo éste se mantiene ‘siendo’ o existiendo. Esta búsqueda común por un fundamento que sea base y comienzo de todo es lo que conocemos como la búsqueda por el arché. Se dice entonces que: 

“Fue el primer en proponer como fundamento y principio de todo el universo un elemento natural: el agua. Los primeros filósofos de la naturaleza partieron de la premisa de que había que encontrar el fundamento único de la multiplicidad natural, la base y el comienzo, el arché” (García, p- 51).

Esta búsqueda por el arché permite catalogarlos como los primeros filósofos de la naturaleza, sobre todo por la idea de “intentar sobre una base racional, esa simplificación de la realidad, a cuya búsqueda se ha aplicado el espíritu humano en todas las épocas”. Citando a Broad, es una búsqueda de unidad y orden que tiene intereses estéticos, racionales, etc. El arché que planteó Tales era el agua (inclusive lo húmedo), veamos pues qué pudo querer decir y qué matices le podemos agregar a esto. 

Siguiendo a Guthrie, el tema del arché, es decir, esta búsqueda de generalización para desechar lo individual y accidental, hace de Tales el primer filósofo, para quien el agua era el primer principio de todas las cosas. Es un testimonio que trae Aristóteles que encontramos lo que “se decía” acerca de Tales; mismo testimonio que junto a otros posteriores nos permite pensar que ya para esa época no se contaba con escritos de Tales, si es que escribió. En la Metafísica de Aristóteles (983 b 6, y en especial en 20) encontramos esta referencia, y escribe así: 

“Por lo que se refiere al número y a la especie de tal principio, no dicen todos lo mismo, sino que Tales, el introductor de éste tipo de filosofía, dice que es el agua (de aquí que dijera también que la tierra está sobre el agua), tomando esta idea posiblemente de que veía que el alimento de todos los seres es húmedo y que a partir de ello se genera lo caliente mismo y de ello vive (pues aquello a partir de lo cual se generan todas las cosas es el principio de todas ellas) – tomando, pues, tal idea de esto, y también de que las semillas de todas las cosas son de naturaleza húmeda, y que el agua es, a su vez, el principio de la naturaleza de las cosas húmedas Aristóteles (983 b 20).

Tales y compañía presentan tanto una primera simplificación de la realidad como una extrema simplificación de la misma. Este intento de los milesios es primitivo y confuso incluso para Aristóteles, pero es a su vez loable. Cerremos y concluyamos así: 

El término Arché tiene dos sentidos o concepciones: 1. “Punto de partida o principio” o “Causa originaria” (significa, en primer lugar, el estado originario a partir del cual se ha desarrollado el mundo múltiple); 2. La base permanente de su ser (lo que hace que todo siga siendo). Así, para Tales todo fue una vez agua, y continúan siendo agua, pese a los cambios sufridos esa sustancia permanece (para W.A. Heidel sería sólo en esta primera forma que lo entendería Tales). 

¿Por qué el agua? Para responder a esta pregunta existen estudios y explicaciones “míticas” (aquellas que fundamentan su elección en una inspiración divina o mítica) y “racionales, como se puede ver: 


¿Por qué elegir al agua como arché? 

Explicaciones míticas

Explicaciones racionales

La visión mítica que lo influenció, según algunos, se debe a ese contexto de mitología del Oriente, griega, de tradición babilónica y egipcia (donde él viajó). Ambas eran culturas de río, con una mitología donde el agua ocupa lugar central. El Nilo crecía y dejaba tierra fértil cada año por lo que relacionar la vida con el agua era apenas lógico. La cosmogonía babilónica del Enuma Elish tiene también una primacía del agua.

También en Hesíodo y en Homero encontramos referencias míticas al agua, cosa que complementa estas relaciones.

El agua es la única sustancia que uno puede observar que se transforma, de manera simple y según la temperatura sin ningún experimento o instrumento (Burnet).

Se relaciona el agua con la vida de manera evidente: alimento, semen, sangre, calor húmedo, etc. Todo es una conexión entre agua/calor/vida. De hecho este calor húmedo en la sangre se ve, pues al morir el cuerpo se enfría y se seca. La relación está presente en muchos sentidos.

 

EL HILOZOÍSMO Y LA FRASE “TODO ESTÁ LLENO DE DIOSES”. 

Las reflexiones por el arché son algo “torpes” para Aristóteles quien en la Metafísica A, 984 a 21 señala el problema del cambio y la causalidad y cómo este queda sin resolver por los milesios. El agua pudo ser el arché, pero no explica por sí misma el cambio. Cornford propone un estudio que desestime y matiza el abordaje sobre lo que ya sabemos sobre causalidad, física y dualismos; pues si queremos comprender a los milesios debemos hacerlo lo más cercano a ellos que se pueda.

Para ellos no había “materia muerta”, por lo que no era necesario dividir el primer principio en un elemento material (digamos el agua) y en un elemento motriz (digamos causalidad), puesto que pensaban que cada uno de lo que propusieran poseía una movilidad inherentemente incausado. De ahí se explica por qué no se escogió la tierra; los demás elementos parecen tener “vida” en el sentido de moverse por sí, de cambiar por sí mismos (al menos de manera inicial, sin nuestras categorías y herramientas).

El hilozoísmo, del grigo ‘hyle’ (materia) y Zoé (vida), es la teoría para la cual la vida es algo inherente a las cosas y a la materia misma. Bajo esta visión intuía Tales la naturaleza como algo “animado”. No se trataba de una naturaleza inherente que estudiar y conocer; para Tales no había algo así como una “materia muerta” que lleva a estudiar de manera separada el elemento material (el agua) y un elemento motriz (causalidad). De ahí su frase “todo está lleno de dioses”. 


BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS 

García, C., (1995),  Los siete sabios (y tres más): El retrato de los enigmáticos hombres de la Grecia arcaica que han representado el paradigma de la sabiduría, Madrid, España, Alianza Editorial (ediciones del Prado).

Bernabé, A., (2001), De Tales a Demócrito fragmentos presocráticos (introducción, traducción y notas de Alberto Bernabé), Madrid, España, Alianza Editorial S.A.

Eggers, C., Juliá, V., (1978), Los filósofos presocráticos I (introducciones, traducciones y notas de Conrado Eggers Lan y Victoria E. Juliá), Madrid, España, Editorial Gredos. 

Guthrie, W., (2014), Los filósofos griegos: de Tales a Aristóteles (trad. Florentino M. Torner), México, Fondo de Cultura económica. [Original de 1950).

Copleston, F., (1999),  Historia de la filosofía 1: Grecia y Roma, Barcelona, España, Editorial Ariel S.A.

Kirk, K., Raven, J., Schofield, M. (2014), Los filósofos presocráticos. Historia crítica con selección de textos. Parte I., Madrid, España, Editorial Gredos. 

Hadot, P., (1998), ¿Qué es la filosofía antigua?, México, Fondo de Cultura Económica.

Guthrie, W., (1984), Historia de la filosofía griega I: los primeros presocráticos y los pitagóricos, Madrid, España, Editorial Gredos.

Bréhier, E., (1948), Historia de la filosofía (tomo primero), Buenos Aires, Argentina, Editorial Suramericana. [Original de 1942].

Diógenes Laercio (2007), Vida de los filósofos ilustres, Madrid, Alianza editorial. [Original del Siglo III].

Aristóteles, Metafísica 983b6 (A12).

Aristóteles, Política, 1259 a9.

Aristóteles, Acerca del cielo 294 a 28 (A14).

Aristóteles, Acerca del alma 411 a 417 (A22). Acerca del alma 405 a 19 (A22)

Plutarco, De Isis y Osiris 34 (A11). 

Imágenes:

Medición pirámide: https://www.edu.xunta.gal/espazoAbalar/sites/espazoAbalar/files/datos/1491480036/contido/ud9_teorema_Thales_y_semejanza/33_dos_problemas_muy_antiguos.html

Escuela de Platón: https://estosiesunapipa.wordpress.com/2012/07/17/musivaria-romana-la-academia-de-platon/